#1 – Al menos no es otro podcast
Razones y excusas para publicar yo también mis mierdecitas
🔊 Si lo prefieres, tienes aquí la versión audio de este boletín, leído por mí.
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Me encanta escribir. De siempre. La palabra escrita es mi formato, no tengo dudas (y creo que los que me conocéis hace lustros estaréis de acuerdo), aunque en los últimos tiempos se me hubiera olvidado.

Iba a decir que consumo a diario mucho contenido, pero dudo si “consumo” o “contenido” son las palabras que quiero utilizar; diré que “disfruto” de mucha “información” gracias a las redes sociales y a medios tradicionales pero, sobre todo, a gracias a personas que se encargan de elegir historias, imágenes, vivencias, sonidos o conocimientos que merecen la pena... y que hasta hace no demasiado sería impensable tener al alcance de la mano (sí, ya tengo una edad y recuerdo la vida “de antes”).
Tanto es así que ahora el problema es cómo llegar a lo interesante, cómo no perderse en lo fácil de digerir, cómo organizar los días para llegar a todo lo que nos apetece… Ya hablaremos de todo esto, porque es un tema que me obsesiona.
Siento (por fin, diría) la necesidad de volver a compartir al menos parte de lo que considero interesante, además de reflexiones varias, que alguna me queda, y uno de los frenos que he tenido ha sido encontrar un medio en el que me sintiera a gusto. En estos años, confieso, llevo varios intentos de escribir un blog porque ya no me sentía a gusto en las redes sociales, pero quién se abre un blog desde 2012. Twitter, Instagram, TikTok… y ahora, el subidón de los podcasts. Yo la primera y muy feliz, que me han dado la vida en estos años, con tantas horas en las que debía permanecer en silencio y sin manos disponibles paseando, durmiendo y/o alimentando bebés. Pero creo que (por suerte, diréis, otro podcast no) tampoco ese es mi espacio.
De un tiempo a esta parte, las newsletters (la palabra “boletín” reconozco que me enamora) han vuelto poco a poco como algo más que coartadas para vender más por parte de las marcas, se han ido apuntando personas con cosas interesantes que decir, temáticas o no, de pago o gratuitas... hay algunas realmente deliciosas, ya os contaré. Y, como siempre hay quien quiere hacer negocio con todo, ahora hay herramientas que lo hacen fácil y cómodo, así que allá va una excusa más que se me cae.
De modo que, ante el temor de perderme en este mar como una más que se enganchó a la próxima ola de moda, os presento mi Boletín Revuelto. Su nombre, no me he podido resistir, además de apelar conscientemente a mi comeback, es un pequeño homenaje al Revoltijo, el primer espacio en el que publiqué no quiero mirar en qué año… sólo diré que no había blogs todavía, ni palabra siquiera para nombrarlos. Mi intención aquí es compartir ocurrencias y recomendaciones varias, con la esperanza de que al otro lado las recibáis con curiosidad, ganas de parar un rato y darle a las cosas un poco de tiempo.
Si con esta explicación parece que estoy intentando convencerme de hacer esto finalmente, es porque eso es exactamente lo que está ocurriendo.
📺 Se ha quedado buen día para ver…
De nuevo, vuelvo a mis orígenes interneteros y voy a dejar que mi primera recomendación sea para una de las series que ha marcado mi cultura audiovisual y que en aquellos años me dio bien fuerte: Cowboy Bebop.
Ahora está en Netflix la original, de 1998, y quizás queráis echarle un vistazo quienes no la conozcáis antes de que estrenen, la semana que viene, la versión “de personas”, protagonizada por John Cho como el mítico Spike Spiegel, Mustafa Shakir como Jet Black y Daniella Pineda como mi querida Faye Valentine. Después de ver el opening recreando plano a plano el mítico del anime reconozco que tengo las expectativas por las nubes. Al poco, me esfuerzo en bajarme diciendo que nada sabe igual que ciertas cosas a ciertas edades. En fin, según el momento estoy en un punto o en el otro.
Lo que está claro siempre es que esos vientos de los Seatbelts interpretando la enormísima banda sonora de Yoko Kano te levantan el día más tontorrón. Ya me contaréis.
🏡 Un rincón de mi casa
Porque por qué no. En redes sociales me da mucho pudor, pero aquí estamos en confianza, ¿no? De momento somos pocos y luego ya iré viendo con cuánta exposición me siento cómoda.
Empiezo, como no podía ser de otra manera, con mi puerta de entrada. La pinté con materiales convencionales, lija, brocha y rodillo. El color no es exactamente igual que el original, pero los violetas tan violetas, tan cerca del azul, me producen cierto desasosiego, así que encontré en este malva, más cálido, el compromiso perfecto. El marco lo compré por Etsy.
Definetely, no one told me life was gonna be this way. Alt. text: la puerta de mi casa pintada y decorada como la del apartamento de Monica Geller en la serie Friends.
🩹 Pequeña mejora de esta semana
Me niego a ser otra que echa la chapa de crecimiento personal, lo siento mucho, pero sí creo que, en mi empeño de ir haciendo las cosas un poco mejor cada vez, puede que alguna de las cosas que hago puedan ser útiles.
Por ejemplo: esto mismo que lees. Me he lanzado a publicar algo que no sé cómo voy a continuar, que probablemente acabe con alguna errata y que en una semana querré borrar porque no le di las vueltas suficientes. Bueno, pues estoy tratando de rebelarme contra eso y hacerlo, aunque no esté perfecto. Mi mejora es forzarme a hacer algo que no está del todo bien, qué cosas, ¿eh? Ah, qué sería de nosotras sin estas taritas.
💭 Su ración de humor gráfico, gracias

Y hasta aquí por hoy. Confío en vernos pronto con más mierdecitas. Tengo que ir puliendo encabezados, logos y avatares, secciones, aterrizajes y demás pero hey, aquí estamos.
Salud.