🔊 Tienes la versión de audio de esta entrada, locutada por mí, aquí; súmate gratis para escucharme 🎧
Al final nos pilló. Estando en las cifras que estamos lo difícil era haberse librado. Cuántas vueltas habrá tenido que dar ese bicho, en cuántos cuerpos habrá estado, cuántos habrá dejado por el camino, cuántos kilómetros habrá hecho en estos dos años para llegar finalmente hasta mi casa. Lo pasamos todos leves, estamos todos casi ya bien, y con suerte no hemos contagiado a nadie más. Yo, la más lenta en mi recuperación; sospecho que el no descansar y seguir cuidando cuando yo también necesitaba ser cuidada retrasa todos los plazos.

Así que, como es obvio, toda la planificación que pudiera tener para esta semana se ha ido al traste, y eso incluye este boletín. El comienzo del año sigue atrasándose, mi ansiada rutina sigue sin llegar, y ya casi se ha pasado el primer mes. En fin, esperemos que sirva para coger impulso.
No creo hoy que vaya a conseguir hilar ninguna idea novedosa, ya lo siento. Que benditas vacunas; que qué pesadez de situación; que gracias, sanidad pública; que la conciliación no existe, son las madres.
Los recuerdos del primer confinamiento los tengo muy difusos [te pido que vuelvas a leer esta frase y compruebes lo delirante que es que tenga sentido para nosotros fuera de una película o novela distópica]. Fuimos afortunados: con una casa cómoda, la despensa llena, espacio y entretenimiento para ElMayor (aunque luego sabríamos que todo eso le afectaría mucho más de lo que podríamos imaginar). Pero yo estaba ya embarazada de LaPequeña. Decidí que, igual que había alimentos que no podía tomar, había también informaciones que no debía tener. Dejé de escuchar y leer las noticias, algo insólito en mí. Estaba a mitad del embarazo y seguía perdiendo peso. Descubrí Notion y volqué ahí todo lo que se me pasó por la cabeza, porque escribir a mano no lo sentía suficiente. Aguardaba con impaciencia, más de la normal, la fecha para las pruebas en el hospital (todas las visitas a la matrona fueron canceladas; no sé cómo harían las primerizas), con el terror de tener que ir a un lugar así en plena pandemia, pero sabiendo que tendría permiso para caminar al aire libre durante media hora seguida después de semanas sin pisar ni el portal. Recuerdo el silencio de la calle, sólo roto por alguna ambulancia a lo lejos o por las furgonetas de reparto que se habían adueñado de todo. Recuerdo mi sorpresa al encontrarme con que había llegado la primavera sin enterarnos, que había flores creciendo salvajes por todos los rincones. Recuerdo que me dieron una mascarilla de tela al entrar al hospital cuando en las noticias seguían diciendo que no hacían falta. Recuerdo que me daba miedo estar allí. Recuerdo mi temor al verme sola recibiendo noticias que no eran del todo buenas, luchando por recordar cada palabra que me decían.
Ahora van a ser, espero, apenas diez días de estar en casa, con dos pequeños en vez de uno y, a pesar de estar enfermos, tenemos más hartura que miedo. Qué afortunados somos.
Las recomendaciones de esta semana las resumo rápidamente: retomé la segunda temporada de The Morning Show (hice parón porque maldita la gracia de ver en ficción lo que literalmente vivo en mis huesos ahora mismo), vi entre ratos febriles míos y de mis acompañantes Spiderman Far From Home (Tom Holland y Zendaya siempre apañan una tarde) y hago doblete con ella, cómo no hacerlo, con el estreno de la segunda temporada de Euphoria… aunque creo que tampoco tenía yo el cuerpo para eso. Ah, y con la compra de emergencia del otro día, vinieron donuts que nos comemos a escondidas de los peques, como no puede ser de otra manera. Supervivencia pura.
Salud y a cuidarse.